¿Has escuchado o pronunciado las siguientes palabras alguna vez?
• No lo intentaré, de seguro me irá mal
• Siempre fui pobre, y así voy a morir
• El inglés no es lo mío
• Esto de las nuevas tecnologías no es para mí
• No soy lo suficientemente atractivo para que alguien se fije en mí
• De tantas personas que se postularon a éste puesto, no creo que me elijan
Estas frases son creencias limitantes que sin saber, están afectando tu crecimiento y desarrollo personal, en este blog te enseñaremos qué son y cómo pueden modificarse para transformarlas en creencias potenciadoras.
Una creencia limitante es una idea que has interiorizado tanto, que hoy rige muchas acciones en tu vida diaria. Son barreras invisibles, pensamientos, (voz en off), transformados en pensamientos que se construyen a través de la experiencia, haciéndote percibir tu realidad llena de limitaciones, encerrándote en una cárcel mental donde no puedes hacer nada, lo que impide tu crecimiento personal y profesional. El subconsciente es muy poderoso, y lo que añadimos, él lo creerá y lo pondrá como verdad absoluta. Por ello, es necesario tener plena consciencia de lo que expresamos a otros y a nosotros mismos, porque podríamos encasillarnos en una creencia que ha de limitarnos en nuestro camino. Luego de todo esto, se puede afirmar que una creencia limitante es un obstáculo que no te permite avanzar en el camino.
Ahora bien, te preguntarás ¿De dónde surgen? ¿Nacemos con ellas? Si bien, existen varias formas de construir una creencia limitante; una de ellas es durante la infancia.
Cuando nacemos, somos un libro prácticamente en blanco que empieza a ser llenado de información adquirida de nuestro círculo familiar, escolar, social y cultural, toda esta información se convierte en un sistema de creencias que nos condicionan. Las creencias más grandes del ser humano son consolidadas durante los primeros años de vida de un niño, por lo tanto, es necesario que los padres cuiden muy bien el entorno socio-cultural y de aprendizaje donde se desarrolla su hijo, pues lo aprendido ahí, tendrá una fuerte influencia sobre su forma de pensar y concebir el mundo en los años venideros. Muchos padres suelen pronunciar las siguientes palabras: “Eres malo para los números” “No pierdas tu tiempo jugando fútbol, que ese deporte no es para ti” “El inglés no es para ti”. De una u otra forma esa creencia es aceptada por los niños y crecen con esos vacíos, pasando el resto de su vida vetados por una simple frase que les dijeron cuando tenían todas las ganas de ser grandes.
Otra manera en la que se construyen las creencias limitantes, es a través de la autoestima. Generalmente, detrás de la mayoría de problemas de autoestima se encuentra una creencia limitante relacionada a un miedo. Por ejemplo: Hablar en público, jugar un deporte, practicar un idioma, el descontento por el cuerpo que posees, hacerse la víctima de todo, son apenas algunas acciones o pensamientos limitantes producto de la baja autoestima. Todas las creencias limitantes de autoestima bloquean tu potencial porque te autosabotean, nublando tu visión y alejándote del equilibrio que tanto buscas. La falta de confianza en ti mismo hace que te conviertas en una persona vulnerable ante los comentarios ajenos, que si en algún caso son negativos, terminarán por encerrarte en creencias limitantes que te bloquean y no te permiten salir de una zona de confort.
En la edad adulta también se forjan creencias limitantes; los constantes cambios y avances tecnológicos suponen la aparición de nuevos elementos que hacen la vida más fácil. Ante ello, la población adulta se mantiene en una posición reservada, sin involucrarse, pues piensan lo siguiente: “Soy muy viejo para manejar un computador” “El celular no es necesario” “Nunca aprenderé a enviar un mensaje de texto”, demostrando que no sólo en la infancia se forjan creencias limitantes; en la etapa adulta también son desarrolladas, y pueden ser igual de tóxicas que aquellas adquiridas durante los primeros años de vida, pues, una persona que ha vivido muchas experiencias, sobrepasado tantos obstáculos, encontrarse ahora con una barrera con la tecnología, sin duda se convierte en un aspecto que baja su autoestima, creyendo que el resto de su vida, la vivirá sin aprender a manejar un aparato de tecnología. Por otro lado, estas mismas personas desarrollan creencias que no les permiten reinvertarse profesionalmente, alegando: “Soy muy viejo para que me contraten” “Las empresas sólo buscan jóvenes” “¿Para qué seguir estudiando, ya esa etapa la superé?” Entre otras frases que se van marcando en sus vidas condicionado su actuar.
Para finalizar es importante reconocer que, antes de realizar cualquier acción, hay un pensamiento, y esos pensamientos se basan en creencias. El pensamiento es un elemento creador muy poderoso, en este sentido, lo que creemos termina siendo nuestra realidad. Por lo tanto, para cambiar ciertos comportamientos o acciones, es necesario revisar tus creencias y determinar si están siendo limitantes o potenciadoras.
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